×

These are samples uploaded by the translator.

For best results, ask your translator to translate a short sample of your work to get an impression of his style.

Translation Samples

Source Text

U! U!
Ho io scritto questa lettera terribile, questa vocale spaventosa? L'ho io delineata esattamente? L'ho io tracciata in tutta la sua esattezza tremenda, co' suoi profili fatali, colle sue due punte detestate, colla sua curva abborrita? Ho io ben vergata questa lettera, il cui suono mi fa rabbrividire, la cui vista mi riempie di terrore?
Sì, io l'ho scritta.
Ed eccovela ancora:
U
Eccola un'altra volta:
U
Guardatela, affissatela bene--non tremate, non impallidite--abbiate il coraggio di sostenerne la vista, di osservarne tutte le parti, di esaminarne tutti i dettagli, di vincere tutto l'orrore che v'ispira.... Questo U!... questo segno fatale, questa lettera abborrita, questa vocale tremenda!
E l'avete ora veduta?... Ma che dico?... Chi di voi non l'ha veduta, non l'ha scritta, non l'ha pronunciata le mille volte?--Lo so; ma io vi domanderò bensì: chi di voi l'ha esaminata? chi l'ha analizzata, chi ne ha studiato la forma, l'espressione, l'influenza? Chi ne ha fatto l'oggetto delle sue indagini, delle sue occupazioni, delle sue veglie? Chi vi ha posato sopra il suo pensiero per tutti gli anni della sua vita?

Target Text

¡U! ¡U!
¿La escribí yo esta letra terrible, esta vocal espeluznante? ¿La delineé yo exactamente? ¿La tracé yo en toda su tremenda exactitud, con sus perfiles fatales, con sus dos puntas detestables, con su curva aborrecida? ¿La redacté yo esta letra, cuyo sonido me da escalofríos, cuya visión me llena de terror?
Sí, la escribí yo.
Y hela aquí de nuevo:
U
Y una vez más:
U
Mírenla, clávenle los ojos —no tiemblen, no palidezcan— tengan el coraje de sostener la mirada, de observar todas sus partes, de examinar todos los detalles, de vencer todo el horror que les inspira… ¡Esta u! ¡Este signo fatal, esta letra aborrecida, esta vocal tremenda!
¿La vieron ya…? ¿Pero qué digo…? ¿Quién no la vio, quién no la escribió, quién no la pronunció mil veces? Lo sé, pero les preguntaré más bien: ¿Quién de ustedes la examinó? ¿Quién la analizó, quién estudió la forma, la expresión, la influencia? ¿Quién la hizo objeto de sus investigaciones, de sus ocupaciones, de sus vigilias? ¿Quién posó sobre ella su pensamiento durante todos los años de su vida?

Source Text

Achieving the Sustainable Development Goals (SDGs) will require meaningful and sustained investment of human and financial resources by all Member States, as well as a global commitment to preventing violent conflict and promoting peace. The political will to make this happen is strong.

Another, more subtle but equally significant, investmentwill also be necessary to strengthen the ‘collaborative capacity’ of societies. At the national level, this expresses itself as the ability to collaborate across political and social boundaries to push forward critical reforms, work together to utilize precious natural resources in the public interest and address emerging risks or disputes peacefully.

At the local level, collaborative capacity is reflected in levels of social cohesion and the ability of communities to live and work together in shared spaces. Without this capacity, the consensus and coalitions that underlie the meaningful change and critical reforms necessary to achieve the SDGs cannot be attained, nor can peace be sustained.

This capacity is partly reflected in the institutions, both formal and traditional, that mediate consensus and peaceful change, whether parliamentary committees, local peace councils, national reconciliation commissions or forums of elders.

Target Text

Lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) demandará una inversión significativa y sostenida de recursos humanos y financieros por parte de todos los Estados miembro, así como un compromiso mundial para prevenir los conflictos violentos y promover la paz. La voluntad política para hacer que esto suceda es fuerte.

Otra inversión, más sutil pero igualmente significativa, será necesaria para fortalecer la «capacidad de colaboración» de las sociedades. En un nivel nacional, esta se expresa como la habilidad para colaborar más allá de las fronteras políticas y sociales para impulsar reformas críticas, trabajar en conjunto para utilizar los preciosos recursos naturales en pos del bien público y resolver en forma pacífica los riesgos o las disputas emergentes.

En el ámbito local, la capacidad de colaboración se refleja en los niveles de cohesión social y la habilidad de las comunidades de vivir y trabajar juntas en los espacios compartidos. Sin esta capacidad, no pueden lograrse el consenso y las coaliciones que subyacen el cambio significativo y las reformas críticas necesarias para alcanzar los ODS y tampoco puede sostenerse la paz.

Esta capacidad está en parte reflejada en las instituciones, tanto formales como tradicionales, que median el consenso y el cambio pacífico, ya sean comités parlamentarios, consejos de paz locales, comisiones de reconciliación nacional o foro de ancianos.

Source Text

Perhaps the man who never wanders away from the place of his birth may pass all his life without knowing ghosts; but the nomad is more than likely to make their acquaintance. I refer to the civilized nomad, whose wanderings are not prompted by hope of gain, nor determined by pleasure, but simply compelled by certain necessities of his being--the man whose inner secret nature is totally at variance with the stable conditions of a society to which he belongs only by accident. However intellectually trained, he must always remain the slave of singular impulses which have no rational source, and which will often amaze him no less by their mastering power than by their continuous savage opposition to his every material interest. These may, perhaps, be traced back to some ancestral habit--be explained by self-evident hereditary tendencies. Or perhaps they may not,--in which event the victim can only surmise himself the _Imago_ of some pre-existent larval aspiration--the full development of desires long dormant in a chain of more limited lives.

Assuredly the nomadic impulses differ in every member of the class, take infinite variety from individual sensitiveness to environment--the line of least resistance for one being that of greatest resistance for another; no two courses of true nomadism can ever be wholly the same. Diversified of necessity both impulse and direction, even as human nature is diversified! Never since consciousness of time began were two beings born who possessed exactly the same quality of voice, the same precise degree of nervous impressibility, or, in brief, the same combination of those viewless force-storing molecules which shape and poise themselves in sentient substance. Vain, therefore, all striving to particularize the curious psychology of such existences; at the very utmost it is possible only to describe such impulses and preceptions of nomadism as lie within the very small range of one's own observation. And whatever in these is strictly personal can have little interest or value except in so far as it holds something in common with the great general experience of restless lives. To such experience may belong, I think, one ultimate result of all those irrational partings, self-wrecking, sudden isolations, abrupt severances from all attachment, which form the history of the nomad--the knowledge that a strong silence is ever deepening and expanding about one's life, and that in that silence there are ghosts.

Target Text

Quizás el hombre que nunca se aleja del lugar de su nacimiento puede pasar toda su vida sin conocer a los fantasmas, pero el nómade tiene más probabilidades de confraternizar con ellos. Me refiero al nómade civilizado, cuyo vagabundear no se ve motivado por el deseo de ganancias ni determinado por el placer, sino simplemente impulsado por ciertas necesidades de su ser, al hombre cuya secreta naturaleza interior está en total divergencia con las condiciones estables de una sociedad a la que pertenece por accidente. A pesar de su entrenamiento intelectual, debe seguir siendo siempre esclavo de impulsos singulares, carentes de toda fuente racional, que suelen maravillarlo no menos por su poder de dominio que por su continua y salvaje oposición a todos sus intereses concretos. El origen de estos impulsos puede hallarse tal vez en algún hábito ancestral, explicado por tendencias hereditarias evidentes. O tal vez no. En este caso, la víctima solo puede suponer que es el imago de alguna aspiración larval preexistente, el pleno desarrollo de deseos largamente latentes en una cadena de vidas más limitadas.
Definitivamente, los impulsos nómades difieren en cada miembro de la clase, adquieren infinita variedad de acuerdo con la sensibilidad individual con respecto al entorno —la línea de menor resistencia para uno es la de mayor resistencia para otro—, y no hay dos recorridos de verdadero nomadismo que puedan ser completamente iguales. ¡Impulso y dirección, necesariamente diversificados; tanto como lo es la naturaleza humana! Nunca desde el inicio de la consciencia del tiempo nacieron dos seres exactamente con la misma calidad de voz, el mismo grado de impresionabilidad nerviosa o, para ser breves, la misma combinación de esas imperceptibles moléculas portadoras de fuerza que se configuran y equilibran en una sustancia sensible. Vano es, por ende, todo esfuerzo por detallar la curiosa psicología de tales existencias; como mucho, solo es posible describir los impulsos y preceptos de nomadismo que yacen en el pequeño rango de nuestra propia observación. Y todo lo que en ellos sea estrictamente personal puede ser de poco interés o valor, excepto en tanto que poseen algo en común con la experiencia más amplia y general de la vida inquieta. A tal experiencia puede pertenecer, creo, un resultado definitivo de todas esas despedidas irracionales, esos aislamientos autodestructivos repentinos, esas abruptas separaciones de todo vínculo que forman la historia del nómade: el conocimiento de que un fuerte silencio está siempre profundizándose y ampliándose en la vida de uno, y que en ese silencio hay fantasmas.

Source Text

TB is the world’s deadliest infectious disease:
TB is a global pandemic.
• In 2018, more than 10 million people developed active TB, and about 1.5 million people died from it—including about 205,000 children.
• It is also a leading cause of death of people living with HIV/AIDS.
• TB is learning how to resist the antibiotics currently used to treat it.
• Drug-resistant TB accounts for about 1 in 3 deaths from antimicrobial resistance.

Target Text

La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo:
La tuberculosis es una pandemia mundial.
• En 2018, más de diez millones de personas desarrollaron tuberculosis activa y un millón y medio de personas murieron, incluidos alrededor de 205.000 niños.
• También es la principal causa de muerte entre las personas que viven con VIH/SIDA.
• La tuberculosis está aprendiendo a resistir a los antibióticos que se usan actualmente.
• La tuberculosis resistente a las drogas es responsable de cerca de una de cada tres muertes producidas por la resistencia antimicrobiana.

Source Text

Nella nobile città di Burgfarrubach un piccolo spirito maligno faceva da
un pezzo questo curioso scherzo: quando un sacerdote, chiamato per
scacciarlo dalla casa che metteva a soqquadro, procedeva nell’esorcismo,
non ne aspettava il compimento; scappava via troppo presto, lasciando
l’esorcista con un palmo di naso. E appena era al nuovo luogo e un altro
esorcista arrivava con le benedizioni, le maledizioni e gli scongiuri —
fst! —, esso ripeteva il giuoco.

Così nessuno aveva mai potuto rimandarlo una buona volta, per sempre,
all’inferno.

Il destino però ha tale possanza da prevalere anche alle bizzarrie
diaboliche, e, se non a castigarlo come si meritava, pervenne almeno ad
arrestare l’instabile diavoletto di Burgfarrubach.

Dove? Come?

In quella stessa città dimorava un certo avvocato, astutissimo
nell’imbrogliare la giustizia e il prossimo. Un giorno che costui se ne
stava nel suo studio esplorando un’aggrovigliata matassa, senza che gli
riuscisse di trovarne il bandolo per dipanarla come di solito a suo
profitto, e bestemmiava, e si rodeva dentro, eccoti, per la porta
aperta, ecco apparirgli una fiammella vivida; una sulfurea fiammella che
roteava a mezz’aria e si dirigeva, pari a una freccia, verso di lui. In
un istante, per istintiva difesa, egli afferrò di su la scrivania ciò
che gli venne alle mani, e fu l’ampolla dell’acqua con cui allungava le
chiacchiere da inzeppare i clienti; e il caso volle che seguendo a un
punto il sollevamento della boccia inclinata e l’obliquo arrivo del
globulo di fuoco, questo s’infilasse dentro di quella. Sfriggolò,
sobbalzò: invano; vi rimase, perchè l’avvocato, più svelto del diavolo,
appose all’ampolla il tappo e lo rigirò e suggellò ben stretto; e poi,
senza paura, stiè a guardare. E rideva.

Bel colpo! Una meravigliosa presa, una portentosa conquista! Non già che
il furbo leguleio ammirasse soltanto quale un prodigio la fiammella che
palpitando e cessando solo di tratto in tratto, quasi per brividi, non
si smorzava nell’acqua, anzi si riaveva più fulgida; ma godeva perchè,
conosciuto che era uno spirito, egli pensava d’aver in sua balia una
forza da trarne inestimabile partito. E rideva; e mentre contemplava
l’ampolla e la luce che sfavillava dall’acqua attraverso il vetro, sentì
schiarirsi la mente come non mai; scorse piana e agevole, di súbito, la
maniera per risolvere l’ingarbugliato affare che l’aveva tenuto tanto in
pensiero.

E da quel giorno non perdè più nessuna causa. Conquise tutti i giudici,
superò tutti gli avvocati di Burgfarrubach; e naturalmente non rimosse
più di là lo strumento della sua fortuna: attese a convertire in belle
monete d’oro i cavilli, gl’inganni e le cabale della legge.

Nè è da credere che il diavoletto, pur aspettando il dì della
liberazione, si trovasse troppo male al fresco dentro la boccia, se gli
prestava occasione continua di vederne e udirne delle belle.

Ma degli avvocati non c’è mai da fidarsi. Quello di Burgfarrubach
diventò vecchio; e un giorno si imbattè nel priore di certi frati, i
quali avevano il convento su un monte lontano dalla città. Ed essendo
salutato dal monaco col sorriso di chi ha la coscienza in pace, egli
rispose con mal piglio: — Va al diavolo!

Ma appena fu a casa l’insolente si ricordò dell’incontro; gli si
rimescolò e agghiacciò il sangue nelle vene. Per consolarsi tolse dalla
cassa un sacchetto pieno di monete. Ahimè! a vederle pensò che con l’oro
si posson far molte e belle cose, non una: vincere la morte. Ond’ebbe
paura di morire; ebbe il dubbio d’andar lui, invece del frate, a
sgambettare tra le grinfe del diavolo sovrano di tutti i diavoli; e con
un febbrone addosso si mise a letto.

Vi penò, peggio che se fosse stato all’inferno, fino a che non si
risolse a mandare per quel tal monaco e fino a che non l’ebbe al
capezzale, in confessione.

Inutile dire come questa fu lunga e scrupolosa; basti sapere che
all’ultimo il peccatore disse: — Padre reverendo: in salvezza dell’anima
mia lascio al vostro convento il frutto di tutti i miei guadagni, leciti
e illeciti. A un patto....

— Quale patto? — chiese il frate.

— Che vi incarichiate voi dell’ampolla, là, sullo scrittoio. C’è
dentro....

— Che cosa? — dimandò il frate.

— Il più reo spirito che mai abbia infestato Burgfarrubach.

Target Text

En la noble ciudad de Burgfarrubach, un pequeño espíritu maligno jugaba desde hacía tiempo esta curiosa broma: cuando un sacerdote, llamado para echarlo de la casa que estaba poniendo patas para arriba, procedía al exorcismo, no esperaba a que terminara, sino que escapaba bien pronto y dejaba al exorcista perplejo. Una vez instalado en el nuevo lugar, apenas llegaba otro religioso con las bendiciones, las maldiciones y los conjuros, ¡puf!, repetía el juego.
Así, nadie había podido jamás mandarlo de una buena vez y para siempre de vuelta al infierno.
El destino, sin embargo, tiene tal fuerza que prevalece incluso a las excentricidades diabólicas y, si bien no lo castigó como se merecía, logró por lo menos detener al inestable diablillo de Burgfarrubach.
¿Dónde? ¿Cómo?
En aquella misma ciudad residía cierto abogado, astutísimo para embrollar la justicia y al prójimo. Un día, mientras se encontraba en su estudio explorando un enmarañado ovillo sin poder encontrar el hilo para devanarlo, como de costumbre, en beneficio propio, y blasfemaba y se mordía por dentro, hete aquí que, por la puerta abierta, se le apareció una llamita vívida, una sulfúrea llamita que daba vueltas en el aire y se dirigía, como una flecha, hacia él. En un instante, por instintiva defensa, aferró lo que tenía a mano sobre el escritorio, que resultó ser la redoma de agua con la que alargaba las peroratas con las que atiborraba a los clientes. Y quiso la casualidad que, al coincidir en un punto la inclinación de la botella levantada y la llegada oblicua del glóbulo de fuego, este se enfilara dentro de aquella. Chisporroteó, se debatió. En vano: quedó dentro porque el abogado, más rápido que el diablo, colocó la tapa, la giró y la selló con firmeza; luego, sin temor, se quedó mirando. Y reía.
¡Buen golpe! ¡Una maravillosa presa, una portentosa conquista! No era que el astuto leguleyo admirara solo un prodigio como la llamita que, palpitando y deteniéndose solo de vez en cuando, casi por escalofríos, no se apagaba en el agua, más bien se ponía más fúlgida; sino que gozaba porque, sabiendo que era un espíritu, pensaba que tenía en su poder una fuerza de la que sacaría inestimable partido. Y reía. Y, mientras contemplaba la redoma y la luz que centelleaba desde el agua a través del vidrio, sintió que se le aclaraba la mente como nunca antes. Y de pronto, fluyó lenta y ágil la manera de resolver el embrollado asunto que lo había tenido tan preocupado.
Y desde aquel día no perdió ningún juicio. Conquistó a todos los jueces, superó a todos los abogados de Burgfarrubach y, naturalmente, nunca retiró el instrumento de su fortuna: esperó convertir en bellas monedas de oro los sofismas, los engaños y las cábalas de la ley.
No hay que creer que el diablillo, aun esperando el día de la liberación, estuviera demasiado mal en el fresco del interior de la botella, ya que le daba ocasión continua de ver y oír lindas cosas.
Pero en los abogados no hay que confiar nunca. Este de Burgfarrubach se hizo viejo y, un día, se encontró con el prior de ciertos frailes que tenían el convento sobre un monte lejano de la ciudad. Y cuando lo saludó un monje con la sonrisa de quien tiene la consciencia en paz, le respondió con mal genio:
—¡Váyase al diablo!
Pero, apenas estuvo en su casa, el insolente se acordó del encuentro, y se le revolvió y heló la sangre en las venas. Para consolarse, sacó de la caja una bolsita llena de monedas. ¡Ay!, viéndolas pensó que con el oro se podían hacer muchas cosas lindas, menos una: vencer a la muerte. Entonces, tuvo miedo de morir y dudó si no iba a ser él, en lugar del fraile, el que terminaría pataleando entre las garras del diablo soberano de todos los diablos. Y, afiebrado, se metió en la cama.
Penó, peor que si hubiera estado en el infierno, hasta que se decidió a mandar a buscar al tal monje y lo tuvo en la cabecera para hacer la confesión.
Inútil decir cuán larga y escrupulosa fue; basta con saber que al final el pecador dijo:
—Reverendo padre: en salvación de mi alma dejo a su convento el fruto de todas mis ganancias, lícitas e ilícitas. Con una condición…
—¿Qué condición? —preguntó el fraile.
—Que se encarguen ustedes de la redoma, esa de ahí, arriba del escritorio. Dentro hay…
—¿Qué? —inquirió el fraile.
—El espíritu más reo que jamás haya infestado Burgfarrubach.

Source Text

PRESCRIZIONI GENERALI DI SICUREZZA
Prima di iniziare ad utilizzare l’impianto occorre conoscerne tutti i dispositivi, comandi e funzioni.
Si deve leggere attentamente e comprendere tutte le indicazioni del presente manuale.
Tutte le operazioni di uso, regolazione e manutenzione devono essere eseguite esclusivamente da personale autorizzato, istruito e addestrato.
Prima di utilizzare l’impianto, gli operatori dovranno prendere confidenza con gli organi di comando e di manovra.
Il presente manuale d’uso deve essere sempre a portata di mano.
Occorre effettuare una verifica generale dello stato delle macchine prima di ogni messa in funzione.
Se si ravvisano condizioni incompatibili con il funzionamento o stati non noti non utilizzare l’impianto e rivolgersi al servizio manutenzione.
Gli operatori non devono indossare capi di vestiario che possano dare origine ad impigliamenti (maniche senza polso chiuso, cinture, collane, braccialetti, anelli).
Gli operatori devono adottare i dispositivi di protezione individuale previsti nel presente manuale e dalle specifiche di sicurezza dell’ambiente di lavoro dov’è installato l’impianto.
Osservare, oltre alle avvertenze contenute in questo manuale, tutte le norme di sicurezza ed antinfortunistiche di carattere generale vigenti nel Paese di utilizzo.
La segnaletica applicata all’impianto fornisce una serie di indicazioni importanti: attenersi alle indicazioni.
Assicurarsi che tutti i pittogrammi di sicurezza siano leggibili.
Pulirli ed eventualmente sostituirli con nuove etichette.

Target Text

PRESCRIPCIONES GENERALES DE SEGURIDAD
Antes de comenzar a utilizar la instalación, es necesario interiorizarse sobre todos sus dispositivos, mandos y funciones.
Se debe leer atentamente y comprender todas las indicaciones del presente manual.
Todas las operaciones de uso, regulación y mantenimiento deben ser realizadas exclusivamente por personal autorizado, capacitado y entrenado.
Antes de utilizar la instalación, los operadores familiarizarse con los mecanismos de mando y de maniobra.
El presente manual de uso siempre debe estar al alcance de la mano.
Se debe efectuar un control general del estado de las máquinas antes de cada puesta en funcionamiento.
Si se detectan condiciones incompatibles con el funcionamiento o estados desconocidos, no utilizar la instalación y dirigirse al servicio de mantenimiento.
Los operadores no deben utilizar prendas que puedan engancharse (mangas sin puño cerrado, cinturones, collares, brazaletes, anillos).
Los operadores deben utilizar los equipos de protección individual previstos en el presente manual y en las especificaciones de seguridad del ambiente de trabajo donde se encuentra montada la instalación.
Observar, además de las advertencias contenidas en este manual, todas las normas de seguridad y de prevención de accidentes de carácter general vigentes en el país de uso.
Las señales aplicadas en la instalación suministran una serie importantes: atenerse a lo indicado por las mismas.
Asegurarse de todos los pictogramas de seguridad sean legibles.
Limpiarlos y, de ser necesario, cambiarlos por etiquetas nuevas.